Los derrames petroleros no paran: siguen, siguen

El portal Arepita hizo un resumen muy completo y bien documentado de la situación de los derrames petroleros venezolanos que es un excelente complemento de los informes que hemos venido publicando sobre el derrame más reciente por lo que lo reproducimos aquí:

Si te bañas en las playas del occidente del país, probablemente salgas pintado de negro como Shakira en el video de La Tortura. O si eres lo suficientemente valiente para meter un pie en la costa oriental del Lago de Maracaibo, puede que te pase lo mismo que a la ardilla que se bañó en el lago Springfield de Los Simpson. Lo que alguna vez fue una de las industrias petroleras más avanzadas de la región, ahora es una amenaza para el medioambiente y la biodiversidad debido a los constantes derrames que Pdvsa intenta pasar por debajo de la mesa, sin mucho éxito:

El año pasado, el Observatorio de Ecología Política de Venezuela registró 86 derrames petroleros, un promedio de 7 por mes. Zulia, Falcón y Anzoátegui fueron los estados con mayor número de denuncias. La situación no ha mejorado este 2024: Clima21 reportó 18 derrames de hidrocarburos durante el primer trimestre del año. 71 % de los incidentes ocurrieron en Zulia y Falcón, en el Lago de Maracaibo y el Golfete de Coro específicamente, mientras que 16 % fueron en Anzoátegui. En vista de que Pdvsa se hace la loca con el tema desde 2017, cuando dejó de publicar sus informes de gestión ambiental y social, la información que manejan las organizaciones civiles proviene de reportes en medios digitales y redes sociales. Es decir, solo contamos con un subregistro que nos da apenas un vistazo de la magnitud de este desastre ambiental.

Los derrames son riesgos previsibles en los países petroleros. Los registros de Pdvsa desde 1979 hasta 1999 señalan que el volumen total vertido por fugas, derrames y filtraciones fue de 24.233 barriles. El problema es que no hemos aprendido de nuestros errores. Desde que el poder ejecutivo tomó el timón de Pdvsa en 2003, se fue descuidando su modelo de negocio y su responsabilidad social y ambiental: el volumen derramado entre 2009 y 2016 fue de 1.098.936 barriles, según reveló el trabajo periodístico «Pdvsa contamina más de lo que produce». La falta de mantenimiento de la infraestructura petrolera, particularmente de las tuberías y oleoductos del año kitipún, son la razón detrás de los derrames, entre otros factores. Por ello, Pdvsa recibió una puntuación de 88,9/100 (riesgo severo) en el Environmental, Social, and Governance Rating (EGS Rating) de 2023, una métrica internacional que evalúa el desempeño de una empresa en áreas relacionadas con el medio ambiente, la responsabilidad social y la gobernanza corporativa.

Las iniciativas ambientalistas han perdido la cuenta de las especies afectadas por los derrames: flamencos, águilas pescadoras, garzas, pelícanos, cangrejos e incluso gatos y perros. El lago es el hogar de 145 especies animales, de las cuales 30 son endémicas,16 de tiburones y 5 de tortugas, además de nutrias, manatíes del Caribe y toninas, como las que encontraron muertas hace unos días. De igual modo, los manglares y arrecifes de coral del Parque Nacional Morrocoy, donde habitan numerosas aves migratorias, reptiles y mamíferos acuáticos, son ecosistemas amenazados por la exposición al crudo. Los humanos no somos ajenos a este problema. La contaminación de las costas se traduce en menos actividad pesquera, que afecta directamente a las comunidades que no pueden llevar el pan a la mesa si no pescan; poca disponibilidad de agua para consumo, debido a la presencia de metales y químicos nocivos para la salud; y reducción de la actividad turística, entre otros problemas. 

Pese a los daños causados por las fugas, no hay un árbitro que le llame la atención a Pdvsa ni que dicte procedimientos administrativos o sanciones en su contra. Tampoco hay políticas de reparación de daños, aunque no siempre fue así. Antes de que el chavismo metiera su mano peluda en la industria petrolera, teníamos un Plan Nacional de Contingencia Contra Derrames de Petróleo en Aguas, cuyo desarrollo se inició en 1981 y fue aprobado por decreto presidencial en el 86. Este plan contemplaba análisis de riesgos potenciales y sus causas, el comportamiento de los derrames, características ambientales, recursos, asesorías y organización a nivel nacional, regional y local, con planes específicos de formación de personal.

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