El nuevo gobieno colombiano debe actuar de manera urgente para parar el asesinato de defensores de derechos humanos ambientales y del territorio.
A partir de hoy lunes 20 de junio Colombia amanece con un nuevo gobierno. Sólo el tiempo dirá cuáles son las orientaciones que tomará y los cambios que intentará emprender y serán los colombianos y sus instituciones los que apoyarán o rechazará las mismas.
A pesar de ello, en nuestro caso como defensores de derechos humanos no sólo esperamos, sino exigimos, cambios en las políticas que han convertido a Colombia en el país más peligroso del mundo para actuar en defensa de los derechos humanos ambientales y territoriales.
El año pasado un informe del CIDH contabilizó 147 asesinatos en Latinoamérica de los cuales 145 ocurrieron en Colombia. En lo que va de año la situación no es para nada mejor.
Esta situación debe cambiar de manera perentoria. Para ello es urgente que el Estado colombiano ratifique y aplique el Acuerdo de Escazú y comience a desmontar el entramado criminal que subyace a estos crímenes y cuyos tentáculos han penetrado en algunas instancias del propio gobierno. De hecho en todos los gobiernos de la región.
Esta situación no sólo es importante para Colombia, sino para todo el resto de los países latinoamericanos, ya que las redes criminales no conocen fronteras e imponen un Estado de corrupción y violencia generalizada.
Y aunque existe una diversidad de actores involucrados en esta situación, todos están conectados por una «cultura» de la violencia, la codicia sin límites y el irrespeto a los derechos humanos.
En tal sentido, esta red difusa está detrás de los asesinatos recientes de Dom Phillips y Bruno Pereira en Brasil, pero también de la masacre de indígenas yanomami en Venezuela. Ambos ocurridos recientemente.
Si todos los gobiernos no comienzan a actuar de manera inmediata y coordinada contra el crimen organizado y sus acciones violentas, estos pondrán en peligro la democracia en toda la región.
Por ello decimos Escazú YA. Por la naturaleza, por los pueblos indígenas, por los defensores, por la democracia, por todos nosotros.
