Un estudio pionero que cruza datos de cómo el calentamiento global afectó a las inundaciones récord en diferentes áreas de Houston revela que los barrios hispanos se llevaron la peor parte.
Por: Lorena Arroyo. Tomado de El País de España. Para ir a la fuente original marque aquí.
El 29 de agosto de 2017, cuando por fin paró de llover tras 48 horas de las precipitaciones intensas que dejó el huracán Harvey en el área de Houston (Texas), Alain Cisneros emprendió una misión. El agua se había quedado a solo una pulgada (2,5 centímetros) de su casa y este líder comunitario de origen mexicano sabía dónde le iban a necesitar: “Nos fuimos a George Brown [un albergue temporal que acogió a 10.000 damnificados] a ayudar a las familias. Yo tenía experiencia con el huracán Katrina y practicamos las mismas formas de ayudar a la comunidad inmigrante: con una pancarta en la que estaba escrito: ‘Nosotros hablamos español. ¿Tienes preguntas?’, recuerda el portavoz de la organización comunitaria Familias Inmigrantes y Estudiantes en Lucha (FIEL). Lo que se encontró fue a latinos atemorizados que habían huido de sus casas, en muchos casos apartamentos precarios de la zona noreste y este de la ciudad y con el agua hasta las rodillas.
“El área más devastada fue la del noreste y este de Houston, pero todos los corredores donde existen departamentos de bajos recursos están también en las zonas de los desagües de los canales y esa fue la regla: en cada lugar donde había canal, se extendían hacia una milla las inundaciones (1,6 kilómetros), llevándose todo lo que había a su paso”, recuerda. Cinco años más tarde de la que fue definida como la mayor inundación de la historia de Estados Unidos, un estudio pionero recién publicado demuestra con datos que las comunidades hispanas de bajos recursos como a las que asistió Cisnero se llevaron la peor parte del huracán Harvey, que dejó más de 90 muertos, 30.000 evacuados y miles de casas destrozadas.
El artículo, publicado por Nature Communications, cruza datos de cómo el calentamiento global alimentó las inundaciones récord en diferentes áreas de Houston y llega a la conclusión de que entre el 30% y el 50% de las propiedades afectadas no se hubieran inundado sin cambio climático. “En lo relativo a los huracanes, se trata de un fenómeno relativamente sencillo: cuanto más caliente esté el aire, más humedad”, le explica a América Futura Kevin Smiley, profesor de sociología de la Universidad de Louisiana y el autor principal del estudio. Y eso repercutió, según los modelos que aplicaron, en entre 8 y 10 pulgadas más de agua en las zonas inundadas (entre 20 y 25 centímetros aproximadamente).
Además, el análisis concluye que los efectos del cambio climático se sintieron particularmente en los barrios latinos y especialmente en los de bajos ingresos que quedaban fuera de las zonas consideradas de riesgo por la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés). También dice que era menos probable que los residentes de estas áreas fueran advertidos con antelación del riesgo al que estaban expuestos. “La advertencia podría haberles llevado a comprar seguro de inundaciones o, en su defecto, a adaptarse al riesgo usando otras estrategias de mitigación”, indica. Para los autores, el estudio demuestra que los desafíos climáticos “ya están afectando a las poblaciones más vulnerables de manera desproporcionada”.
“El agua en el área de Houston se drena hacia el sur y el este. Y son generalmente estas áreas, como la ciudad de Pasadena, con una población relativamente grande, y el este de Houston, las que están más expuestas a las inundaciones de los ríos porque la ciudad tiene muchísimos bayous (canales pantanosos) que la cruzan. Y esto también tiene implicaciones por la elevación de una ciudad como Houston, que es plana como un papel”, explica Smiley, al señalar que esas zonas tienen un alto porcentaje de población hispana, principalmente de origen mexicano y centroamericano.
Pese a que el estudio no entra en las causas de la mayor vulnerabilidad de los hispanos, para activistas como Alain Cisneros los motivos son claros: “La ciudad de Houston tiene una crisis de vivienda con el crecimiento de la población inmigrante. Lo más económico que pueden encontrar para rentar está en condiciones deplorables que, ante cualquier evento climático que genera devastación, como la tormenta invernal que tuvimos el año pasado, son bien vulnerables a perder todo de lo poco que tienen”, explica.
“Hasta este momento, mucha gente todavía no se ha recuperado. Sigue viviendo en las mismas condiciones pésimas de antes de Harvey y con el covid ha empeorado su situación y los apartamentos siguen destruidos”, añade Cisneros. Según explica, pese a que hay familias que han tomado medidas como elevar el suelo de sus casas para dificultar que el agua entre en futuras inundaciones, las autoridades locales no están haciendo mucho para evitar que una tragedia como la de Harvey se repita. “La Oficina General de Tierras del Estado de Texas no aprobó que al condado Harris [al que pertenece Houston] se le diera el dinero que necesitaba para hacer trabajos de infraestructura como ampliar los bayous, los canales, o poder comprar propiedades para restablecer otros vecindarios en lugares que no son zonas de inundación”, afirma.
“En Estados Unidos tenemos enormes disparidades raciales en términos de riqueza. Así que una pregunta para mí es si desastres como el huracán Harvey están exacerbándola”, dice por su parte el autor principal del informe. “No tengo datos para afirmarlo, pero como alguien interesado en la justicia climática, espero que los responsables de políticas públicas e investigadores estén viendo cómo la planificación urbana puede repercutir en mayor desigualdad tras un desastre”, añade Smiley, quien insta a las comunidades a que piensen en cómo afecta la desigualdad cuando tengan conversaciones sobre cómo disminuir los efectos del cambio climático.
En ese sentido, Cisneros lamenta que las autoridades de su Estado, en manos de republicanos, no crean en el cambio climático, por lo que no toman medidas para mitigarlo, mientras que la mayoría de la población no se lo toma muy en serio. “En América [EE UU] todo es noticia por tres minutos y luego se olvida: las inundaciones que tuvimos en el norte, ya nadie está hablando de eso, las sequías que estamos teniendo en las lagunas de la frontera con México, ya nadie está hablando…”, asegura. Y advierte: “El cambio climático es real. Lo vamos a seguir sufriendo y va a terminar en más inmigración del sur al norte. Y no podemos quejarnos de migración si no atacamos el cambio climático”.