¿La biodiversidad de Venezuela necesita más áreas protegidas o una gestión más eficiente?

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Margaret López

Tomado de Efecto Cocuyo. Para ver la fuente original marque aquí

El resguardo de 30% de las áreas terrestres y marinas con importancia para la biodiversidad es de las metas claves en el nuevo “Marco Kunming-Montreal”, acordado en la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (COP15).

Venezuela fue parte de las discusiones y, por eso, es momento de preguntarse si ¿se necesitan más áreas protegidas en el territorio nacional o una gestión más eficiente para cumplir con este resguardo ambiental?

Hoy, Venezuela posee más de la mitad del territorio protegido (57,7%) bajo distintas figuras legales como los Parques Nacionales, las Reservas de Fauna Silvestre o las Reservas de Biosfera. Sin embargo, los biólogos venezolanos alertan que lo esencial no solo es la protección legal, sino la capacidad efectiva de responder a las amenazas como la deforestación en estas zonas claves para el planeta.

“Hay que prestarle mucha más atención a las áreas protegidas ya creadas, dotándoles de lo necesario para cumplir con sus objetivos de manejo y conservación. Hay muchos problemas, por ejemplo, con la minería o con los proyectos urbanísticos que se expanden hacia los Parques Nacionales como El Ávila (Waraira Repano) o Los Roques” aseguró el biólogo Diego Díaz Martín, presidente de la organización ambientalista Vitalis, en entrevista con Efecto Cocuyo.

El ejemplo del Caura

El Parque Nacional Caura está ubicado en una intersección de los estados Bolívar y Amazonas y fue creado en el año 2017, bajo la administración de Nicolás Maduro. Sus límites abarcan 7,53 millones de hectáreas que incluyen la zona montañosa donde nace el río Caura y cuyo valor en biodiversidad es muy alto, a pesar de que ahora es señalado como un foco de minería de oro que se hace sin control en el sur del país.

“En el Caura hay minería ilegal y eso no es un secreto. Es cierto que necesitamos proteger más espacios ambientales, pero el verdadero problema es si estamos en capacidad de protegerlos, de hacer gestión en esas áreas” afirmó para Efecto Cocuyo, el biólogo Alejandro Álvarez, coordinador general de la asociación ambientalista Clima 21.

Las denuncias de los focos mineros que muerden el territorio demarcado dentro del Parque Nacional Caura fueron presentados por las comunidades indígenas que viven en la zona, otras organizaciones internacionales como InsightCrime y también por otras asociaciones criollas como SOS Orinoco y el Observatorio de Ecología Política de Venezuela. Aunque todavía no hay un pronunciamiento estatal para responder a este problema.

La proliferación de minas de extracción del oro en el Caura es ahora una amenaza que se suma a la vida de especies en peligro como el águila arpía (Harpia harpyja), la tonina del Orinoco (Inia geoffrensis) y el perro de agua (Pteronura brasiliensis) que tienen su hogar en esta zona.

Otras especies como los rabipelados (Didelphis marsupialis), los cachicamos (Dasipus spp) y las dantas (Tapirus terrestris) también viven en este lugar.

El recuento del propio Ministerio de Ecosocialismo habla de un total de especies de 168 mamíferos, 46 reptiles, 16 anfibios y 475 aves.

Se trata de un reservorio de biodiversidad de Venezuela que cuenta con pocos funcionarios de Inparques para su protección, un limitado presupuesto y una mínima coordinación con otros organismos de seguridad para ejercer el control en la zona.

El Parque Nacional Caura, al final, es un ejemplo de que la protección legal es una primera línea de defensa del valor geográfico y de la naturaleza, pero hace falta mucho más. Un reto que ahora tiene Venezuela y que también enfrentan otras de las zonas megadiversas en América Latina que tienen intenciones de sumarse al nuevo compromiso global Kunming-Montreal.

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