DESTACADO
- La quema de gas, es decir, la práctica de la industria que consiste en quemar gas natural asociado con la extracción de petróleo, se produce debido a restricciones económicas y del mercado, y a la falta de regulaciones adecuadas y de voluntad política.
- Las iniciativas para reducir la quema de gas en el mundo se han estancado en la última década. Los importantes avances logrados en algunos países no han compensado los aumentos en la quema de otros.
- En el documento 2022 Global Gas Flaring Tracker Report (Informe de seguimiento de la quema de gas en el mundo de 2022) elaborado por la Asociación Mundial para la Reducción de la Quema de Gas (GGFR) del Banco Mundial, se concluye que los 10 principales países que queman gas representan el 75 % de todo el gas que se quema en el mundo.
Tomado de la página Web de Banco Mundial. Para ir a la fuente original marque aquí
5 de mayo de 2022. Según la herramienta de seguimiento de la quema de gas (i) en el mundo de 2022, un importante indicador mundial independiente de la quema de gas, las reducciones tanto de los volúmenes de quema absoluta como de la intensidad de la quema se han estancado en la última década, a pesar de los significativos avances logrados inicialmente. Las extraordinarias reducciones en algunos países no han compensado los preocupantes aumentos en otros.
Los 10 principales países que queman gas representaban el 75 % de la totalidad de la quema de gas y el 50 % de la producción de petróleo mundial en 2021. De esos 10 países, 7 han ocupado esa posición de manera constante durante la última década: Rusia, Iraq, Irán, Estados Unidos, Venezuela, Argelia y Nigeria. Los otros tres, México, Libia y China, han mostrado importantes aumentos en la quema de gas en los últimos años.
En 2021, se quemaron innecesariamente 144 000 millones de metros cúbicos de gas en instalaciones de prospección y extracción de petróleo y gas de todo el mundo, lo que generó alrededor de 400 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono equivalente; 361 millones de esas toneladas se emitieron en forma de dióxido de carbono y 39 millones de esas toneladas en forma de metano.
Es fundamental poner fin a esta práctica antieconómica y contaminante para poder llevar adelante la iniciativa más amplia de descarbonizar la producción de petróleo y gas. La reducción de la quema y el venteo es esencial para mitigar las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero más potente (i) que el dióxido de carbono: un kilogramo de metano que se libera a la atmósfera puede atrapar más de 25 veces más calor que un kilogramo de dióxido de carbono emitido. Esto pone de relieve la importancia, muchas veces subestimada, de integrar la descarbonización del sector del petróleo y el gas en iniciativas y debates sobre el clima más amplios.
No todo el gas asociado se quema durante el proceso de quema; una cantidad de metano relativamente pequeña se libera sin que haya entrado en combustión. En ese sentido, las iniciativas para reducir la quema generan una reducción directa en las emisiones de metano. Sin embargo, la eliminación de la quema y la utilización del gas también son importantes para que se pueda reducir efectivamente el metano de otras fuentes, como el venteo y las emisiones fugitivas. Ante la falta de una estrategia para gestionar y utilizar el gas, estas emisiones recuperadas, en última instancia, se quemarán y se desperdiciará esta importante fuente de energía.
Es fundamental poner fin a la quema de gas en los establecimientos de producción petrolera, tanto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como para conservar el gas para fines productivos; por ejemplo, para generar electricidad en comunidades pobres que satisfacen sus necesidades energéticas con combustibles más contaminantes.
Se puede encontrar un análisis más exhaustivo de las políticas que facilitan la reducción de la quema en el último examen de la GGFR titulado Global Flaring and Venting Regulations (Regulaciones sobre quema y venteo en el mundo).