¿Estamos frente a una conspiración global contra la protección ambiental o es sólo ignorancia generalizada?
Recientemente apareció en algunos de medios de comunicación apareció la noticia de que el ministro de Medio Ambiente de Bolivia cuestionó el hecho de que el mercurio pueda ser nocivo para la salud. Incluso comentó que de niño en Potosí jugaba con mercurio y no tenía síntomas de enfermedad.
Independientemente de la abierta ignorancia de este alto funcionario sobre los mecanismos de cómo actúa el mercurio (1) parece que estamos asistiendo a una conspiración global contra la ciencia y la racionalidad por parte de las autoridades de varios países que sin ninguna vergüenza dan declaraciones que contradicen conocimiento científico incuestionable.
Además de esta temeraria afirmación por parte del ministro boliviano, recordemos las declaraciones recientes de dos ministros venezolanos con respecto a la situación de la degradación del Lago de Maracaibo y los derrames petroleros continuados en el mismo, así como las insensatas posiciones del expresidente brasileño Jair Bolsonaro con respecto a la conservación de la Amazonía y la protección de los pueblos que la habitan.
No sólo los latinoamericanos compiten por cuál de ellos dice la mayor barbaridad en materia ambiental. Igualmente en países supuestamente desarrollados autoridades del más alto nivel han realizado declaraciones de este tipo.
Es conocida la cerrada oposición que mantuvo el expresidente de los Estados Unidos Donald Trump contra el cambio climático, la cual resumió en el lema “El cambio climático es un fraude” (climate change is a hoax) Acción que tuvo un efecto muy negativo en los avances de las políticas internacionales para frenar este proceso global y que ahora justifica que las grandes corporaciones energéticas globales tengan un peso desproporcionado en las discusiones en este tema.
Asimismo, otros dirigentes de alto nivel en el mundo han realizado declaraciones controversiales o han buscado avivar la falsa dicotomía entre conservación ambiental y desarrollo nacional.
Pero esta situación no es simplemente ignorancia por parte de estos funcionarios públicos. En algunos casos detrás de estas declaraciones se esconden los intereses de grupos económicos y tramas delincuenciales que buscan mantener la explotación de recursos naturales sin ninguna interferencia legal ni consideración ética.
Justificar o esconder la destrucción ambiental es un crimen. La destrucción ambiental pone en peligro a las sociedades humanas y aún peor, las mismas profundizan las enormes brechas de injusticia contra las personas más desfavorecidas y vulnerables: personas en situación de pobreza, mujeres, niños, niñas y adolescentes, comunidades indígenas y tradicionales y otros grupos.
Es una obligación de toda persona denunciar estos intentos de crear falsas verdades y ocultar los profundos daños ambientales y humanos detrás de la destrucción ambiental. Asimismo, es necesario que actuemos en la creación de estrategias para descubrir y actuar contra esas intenciones.
Recordemos que la conservación ambiental es la estrategia más eficaz para salvar a la humanidad.
(1) Nota para el señor Ministro del Medio Ambiente de Bolivia: La pequeña y mediana minería de oro utiliza el mercurio para el procesamiento del oro que se extrae de la naturaleza. Este se usa en su forma metálica, es decir como el conocido metal líquido. Esta forma de mercurio no es particularmente tóxica. La situación cambia cuando es calentado para separarlo del oro y en su forma gaseosa se absorbe a través de las vías respiratorias, lo que resulta muy dañino para la salud de las personas expuestas a este vapor. Por otra parte, el mercurio desechado como residuo de este proceso, llega hasta ríos y otros cuerpos de agua donde se transforma en un compuesto conocido como metilmercurio, el cual es muy tóxico y pasa a través de las cadenas alimenticias pudiendo afectar de manera muy grave la salud de las personas y en particular niños, incluso antes de su nacimiento.
