Este titular es el encabezado de un artículo publicado en el portal Notitarde el pasado 9 de marzo. Aparenta ser una muy buena noticia sobre el avance del aprovechamiento del potencial turístico nacional con ambición de posicionarse en los grandes mercados turísticos internacionales.
Pero, y ese es el detalle, no se está hablando de un grupo de islas cualquiera, sino de un Parque Nacional, que en términos de la legislación nacional es un Área Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE).
Es decir que es un espacio protegido por ley cuyos objetivos incluyen la conservación a largo plazo de los ecosistemas de arrecifes coralinos, manglares y campos de fanerógamas marinas, así como la protección de la biodiversidad presente en ese espacio.
Aun cuando el Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso (PORU) del Parque incluye la posibilidad de realizar actividad turística en esa ABRAE, ésta deberá estar subordinada a los objetivos de protección por lo que fue creado este Parque Nacional.
Por ello, la actividad turística debe ser limitada y controlada para que no genere impactos ambientales que pongan en peligro los ecosistemas y especies presentes en el Parque.
Es claro, que los importantes intereses económicos que están detrás de estos proyectos quieren que sean olvidados estas normas y regulaciones. Que se puedan establecer libremente todo tipo de “emprendimientos” turísticos en las ABRAE.
Algunos ya hablan de “flexibilización ambiental”. Un término usado por los gobiernos neoliberales para eliminar las regulaciones legales ambientales que limitan las actividades económicas.
Quizás sean los mismos que ya cuentan sus enormes ganancias, mientras que todo el país parece que tiene que ser espectador pasivo de la mercantilización de las áreas naturales protegidas y la destrucción y saqueo de la Naturaleza.
Aquellos que creemos que en el uso respetuoso de los recursos naturales de Venezuela está una buena parte de las soluciones a nuestras crisis tenemos que decir:
#NoALaMercantilizaciónDeNuestrosParques