Imagina el ambiente como una gigantesca red vital que te envuelve. Es la base de tu vida, de tu familia, tus medios de vida, tu cultura y diversión.
Cuando esta red se daña, son amenazados tus derechos más fundamentales: a una vida plena, a la salud, a un trabajo y vivienda dignos, a una alimentación sana, a agua limpia y saneamiento, y a un ambiente sano y limpio
La crisis ambiental global no es una amenaza abstracta; está comprometiendo la capacidad de nuestro planeta para sostener la vida y mantener a las sociedades humanas. Y lo que es más injusto, está golpeando con mayor fuerza a las personas y regiones ya de por sí más vulnerables en todo el mundo.
Por eso, el Día Mundial del Ambiente es mucho más que una fecha; es una oportunidad para que actúes en defensa de tus derechos y los de los demás.
A veces, los desafíos parecen abrumadores, y podemos sentir que nuestras capacidades son limitadas. Pero cada pequeño cambio que hagas, cada vez que ayudes a alguien más a actuar, es un paso importante hacia un mundo más sano y productivo para todos.
Lo primero es rechazar la idea de que la destrucción ambiental es «normal» o un costo inevitable del «progreso». La violencia contra la Naturaleza nunca debe ser aceptada. Ningún supuesto avance puede justificar la pérdida y el daño que conlleva.
¿Por dónde empezar?
- Consume de forma consciente: elige ser responsable, inteligente y solidario.
- Recicla, reutiliza y repara para reducir tu huella.
- Conéctate con la naturaleza: Siembra árboles, protege los que ya existen.
- Disminuye el uso de transportes que usan combustibles fósiles.
- Prepárate para el futuro: Aprende a ser resiliente ante el cambio climático y a valorar tu conexión con el entorno natural.
Y lo más poderoso: organízate, participa y apoya activamente la protección ambiental. Exige a gobiernos y empresas que asuman su responsabilidad y cumplan con su deber de proteger a la ciudadanía.
Hazlo por ti, por tu comunidad, pero, sobre todo, hazlo por el futuro de tus hijos.